Crème brûlée: ¿quién inventó este manjar?
2 tazas de crema de leche, 1/3 taza de azúcar, 1 cucharadita de esencia de vainilla, 8 yemas de huevo y ¼ taza de azúcar para la cobertura. Voilà! Crème brûlée!
Este postre llamado en francés ‘crema quemada’, consiste en una crema pastelera cubierta por una capa fina y crujiente de caramelo. Suele servirse en cazuelas individuales y a veces se aromatiza con vainilla, frutas o licor. Durante muchos años, la autoría de esta receta riquísima y calórica (como todo postre debe ser), fue disputada entre ingleses, franceses y españoles. Siempre recordamos que las recetas originales de un plato tradicional son tan difíciles de encontrar como su verdadero creador.
Sabemos que la primera mención de la crème brûlée aparece en Francia, en el libro de cocina Nouveau cuisinier royal et bourgeois, de François Massialot, publicado en 1691. Massialot, nacido en Limoges en 1660, fue un reconocido chef contratado en ocasiones especiales por personajes ilustres de la aristocracia y la realeza francesa del siglo XVII. Cocinaba entre otros para Felipe I, duque de Orleans, y el marqués de Louvois. Su libro de recetas muestra que en aquel entonces la crema era a base de yema de huevo y leche con una pizca de harina.
Sin embargo, muchos opinan que esta receta es una crema originaria de la cocina inglesa, que se volvió popular en Francia, y que se servía en el 1800 en el Trinity College de Cambridge con las armas heráldicas impresas con un hierro caliente sobre la superficie de caramelo. Otros creen que se trata de una adaptación francesa de la ‘crema catalana‘, o ‘crema quemada’ que también se preparaba en la Cataluña francesa y que tradicionalmente se sirve para el día del padre.
Después de rastrear los orígenes inciertos de esta crema exquisita, llegamos a la conclusión de que cualquiera sea su creador, le estamos eternamente agradecidas. Ahora sí, vamos a lo importante… ¿dónde probar esta maravilla?
En Buenos Aires, ahí donde las calles caen al rio, encontramos un bar, pero no cualquiera, sino uno donde le hacen honor: Le Bar. Cuando la furia del microcentro de la ciudad se apaga, entre las pocas luces que quedan encendidas, ésta es una de las más brillantes.
Le Bar es una casona antigua de dos pisos que nos recibe con una barra ni bien entramos. El estilo pop se apodera de la planta baja mientras el primer piso remite al espíritu de ciencia ficción de fines de los años sesenta, con unas mesitas redondas que emergen de la profundidad del suelo, invitándonos a hundirnos en él! Arriba, una terraza no muy grande corona el espacio con la vista de un cielo que se recorta entre los techos céntricos.
Sus creadores, Manuel, Renee y François son franceses que llegaron a Buenos Aires y echaron anclas hace varios años atrás. Durante los mediodías, Le Bar funciona como restaurante con una carta que por las noches se vuelve más sencilla. Con una oferta de tragos interesante y ciclos de música linda que se organizan durante la semana, sólo faltaba la crème brûlée en la carta para recomendarte este lugar.
Y para las que osen practicar su propia crème, sugerimos la de Pascale Alemany, francesa nacida en Reims que reúne sus mejores postres en Cuaderno Dulce.
Crema catalana, inglesa o brûlée, bien merecida tiene la batalla por su autoría!
Le Bar
Tucumán 422 – Microcentro
Abierto de lunes a sábado desde el mediodía hasta las 2 am
Cuaderno Dulce