Placeres de montaña: gastronomía, vinos y turismo

Al aire libre y con sabor a uva

 

 

El vino siempre es una buena excusa para compartir un momento entre amigos, pero una bodega de variedades de alta gama amerita un día entero de festejos. Y así será: el sábado 24 de septiembre la Bodega Atamisque invita a amigos y periodistas a un evento gourmet al aire libre en su Rincón Atamisque del Valle de Uco. ¡A descorchar se ha dicho!

La Bodega Atamisque (emprendimiento de un matrimonio francés enamorado de la Argentina) nació en Mendoza con una promesa muy firme y tentadora: crear vinos de alta gama y fomentar el turismo. El Rincón Atamisque es muy visitado gracias a una de las grandes virtudes de la región: la trucha, transformada en una gran variedad de platos por los reconocidos chefs de Mendoza (Aldo Ansaldi, Alejandro Escudero, Pablo del Río, Lucas Bustos y Patricia Torres dque tiene 22 años, entre otros).

Entre las novedades que se van a dar a conocer durante el evento, hay dos que no podemos dejar de adelantar (no podemos esperar: ¡las chicas somos así!): los premios que ganó la bodega en el Best Of de Great Wine Capital. El restaurante Rincón fue galardonado con la medalla de plata y la bodega con la de oro, en la categoría que premia experiencias relevantes del turismo del vino. Así que ya sabés: este paisaje y estos vinos son una parada inevitable en tu recorrido por Tupungato.

Para darle la bienvenida a la primavera, se adelantarán algunas de las actividades previstas para los próximos meses (cabalgata, trekking, ciclismo), además del ya clásico golf.

Después de recorrer la finca, no hay nada como un pic nic privado con trucha asada y un rico tinto. Y cómo olvidar la fresca brisa del atardecer sobre el valle…¿brindamos de nuevo?

24 de septiembre.

Bodega Atamisque

Hecho con amor

Las historias de amor son todas distintas: están las felices, las pasionales, las no correspondidas o las trágicas.

La historia de Céline es… con una casa, una casona antigua de techos altos y pisos de cerámica rustica, escondida en una callecita de San Telmo. Entre las dos fue un flechazo con todas las letras: Céline buscaba un lugar y una razón para empezar otra época en su vida, estaba cansada del largo viaje por América latina que había empezado meses atrás, después de haber dejado su vida de publicitaria parisina cuando la conoció.

Después de noches de desvelo pensando en la casa y en como sería su vida juntas, Céline la adquirió. Pasó varias semanas limpiándola, pintándola, arreglándola y finalmente en diciembre del año pasado, abrió al público las puertas de L’atelier de Céline, un almacén gourmet y restaurant fruto de su amor con la casona.
La idea es proponer una cocina simple y sabrosa de influencia gala, a precios razonables. Porqué no, disfrutar del happy hour en la linda terraza arbolada compartiendo una tabla de quesos que huelen a Francia. O ir a comprar una rica mostaza para llevarse a casa, finalmente quedarse a cenar escuchando el piano en vivo, y embriagarse de amor.


L´atelier de Céline
Carlos Calvo 242
4361-1269

Hacia el Cerro de los Siete Colores: en bici, moto o 4×4

El color es el camino

Te gustan las montañas, te gusta andar en bici, te gusta Mendoza. ¡Entonces el Cerro de los Siete Colores te va a encantar! Este mágico rincón mendocino es una formación natural en la pre-cordillera en donde los minerales arman sobre la tierra un juego de colores que va cambiando según la luz del día, con tonalidades rojas, púrpuras, verdes y amarillas. Otro de los highlights del lugar es la fauna: guanacos, cóndores o zorros pueden cruzarse a lo largo del recorrido, como si atravesaran la sala para llegar a la cocina.

Entonces, ¿de dónde salimos? De Uspallata, por camino de tierra hasta cruzar el Cordón de Bonilla. Este tramo solo es apto para vehículos 4×4, mountain bikes y motocicletas: ¡solo hábiles conductores al volante o manubrio! porque no es un camino del todo amistoso y van a cruzarse con terrenos vírgenes y arroyos. Luego de 8 kilómetros de viaje, vamos a encontrar el Cerro de los Siete Colores y ese es el momento para descansar, sacar fotos y dejarse llevar por la fantasía: el aire es otro. Los colores son todos intensos: el rojo del camino, el marrón del cerro, el verde de la vegetación.

De vuelta en el camino, a una hora de recorrido nos topamos con una mina de talco abandonada, rodeada de minerales empolvados de talco (¡prueben al tacto!). Y para volver a Uspallata, tomamos vía la Quebrada sobre un río seco y la ruta 7.

Si vas en bici, no olvides llevar agua para mantenerte hidratada, y algún snack para disfrutar al llegar al cerro. Y si te gusta, el mate va muy bien con el paisaje.

¡A pedalear que es largo el camino!