Azema o los sabores lejanos que se encuentran y se llevan de maravillas!

Una casona palermitana con patio central, llena de adornos , fotografías y recuerdos de viajes. Una barra donde añejan licores exóticos entre historietas de Tin Tin y una cocina abierta que deja escapar aromas del mundo por un ventanal. Un hombre lleno de historias, enamorado de la cocina que fusiona sabores de Africa, India y Europa, pero sobre todo de aquella cuyo origen se encuentra en la Isla Reunión, colonia francesa que alguna vez gobernó su familia.

Bienvenidos a Azema Exotic Bistro, el refugio de todo lo que hoy representa a su dueño, Paul, un ciudadano del mundo nacido en Argentina.

 

Con la confianza que dan los años de profesión, Paul se pasea entre las mesas cuidando el disfrute de sus comensales y compartiendo alguna que otra anécdota escondida en sus platos.

 

Luego de viajar por todo el mundo, dirigir restaurantes y cocinar para estrellas de rock, Paul creó un menú que reúne lo más rico de su historia, donde los sabores franceses nativos de ultramar se mezclan con la modernidad de occidente. Sentarse en una de las mesitas, a la luz tenue del salón (musicalizado por el mismo Paul), es como ir a cenar a la casa de un tío super cool por la calidez que inunda el ambiente. Unos grisines saborizados abren suntuosamente el apetito invitándonos a subirnos a un barco a punto de zarpar! Para entrar en sintonía y relajarse, empezamos con algo referencial en Azema, alguno de los appetizers que ofrece la variedad de finger food: unos nem, arrolladitos vietnamitas, y un tiradito de pescado blanco picante con cilantro y cúrcuma. Como primer plato el massala de cordero Isla Mauricio y el salmón tandoori son memorables, acompañados por un arroz blanco que regula el picante. Para un final feliz, la panacotta oriental de yogurt, quinotos confitados y curry dulce o la tarta gateau con un cafecito lavazza. La carta de vinos tiene una sección de ‘muy buenas botellas’ con Cavas de Weinert y Zuccardi , entre otros. Ideal para veladas románticas o grupos numerosos que se apoderen del salón y la compañía de Paul.

 

Seguramente se acerque a nuestra mesa y nos pregunte si hemos disfrutado del viaje, mientras Brigitte Bardot canta suavemente unas estrofas y nosotros sonreímos pensando que valió la pena haber descubierto este lugar!

 

Azema Exotic Bistró

Angel Carranza 1875 – Ciudad de Buenos Aires

Tel: 4774-4191

Abierto de lunes a sábados de 20 al cierre

Magendie, ciencias naturales y cóctel de proteínas

En 1816, un médico francés llamado Francois Magendie comenzó a desarrollar una serie de experimentos que apuntaban a demostrar que había ‘algo’ en los alimentos que era imprescindible para los seres humanos.

En esa búsqueda, tomó tres grupos de perros a los que alimentó de distinta manera: al primero le dio leche y queso, al segundo aceites y al tercero harinas. Al poco tiempo observó que el grupo que sobrevivía era el alimentado con leche y queso, en cambio los otros dos grupos morían rápidamente. Sin saber muy bien de qué se trataba, afirmó: ‘hay algo en la leche y el queso que es determinante para sostener la vida’. En 1838 el investigador Berselus denominó ‘proteínas’ a ese ‘algo’, debido a que el término en griego significa ‘lo más importante’.

Recordando la historia y la importancia que tienen las proteínas en nuestra dieta, el médico nutricionista de la UBA, Martín Viñuales tuvo una idea: abrir un restaurant con una carta que favorezca el buen funcionamiento de nuestro metabolismo. Sumergido en el hollywood de Palermo, ante la mirada atenta de sus vecinos vegetarianos, abrió las puertas de Magendie y sentó a la mesa una nueva propuesta fundada en conocimiento científico.

Martín conoce el efecto que tiene sobre el cuerpo una dieta que excluye totalmente a la carne. Es por esto que su idea es conservar la costumbre alimenticia del paleolítico, aquella que desarrolló al genoma humano a través de la caza y la recolección, acercando al plato proteínas magras (carnes, huevos, leche) e hidratos de carbono (verduras, frutas, cereales), sin agregado de aceites modificados, excepto en algunos platos que contienen grasa, pero de buena calidad.
En la carta de Magendie se destacan los jugos naturales que combinan exquisitamente frutas y verduras de estación como el de manzana, pera y lechuga; las ensaladas como la de sticky rice, mango, palta, tomillo y salmón; las milanesas de peceto empanadas con sésamo y avena y el flan de naranjas, elaborado sin yemas. Para la hora del té, un Indian Market de la línea Tealosophy acompañado por una porción de cheesse cake, bendicen la tarde.

Martín invitó al arquitecto Juan Olivera para diseñar la estructura que albergaría el concepto y juntos decoraron con estilo inicialmente art deco para luego ir sumando objetos de familia, como algunos de los muebles rústicos y la colección de soperas.

Mesas de madera dispersas en un amplio salón, una especial con sillones cómodos y una pila de revistas de arte, la gran cocina a la vista y los ventanales que dejan entrar el sol se combinan en una cuadro cinematográfico y parisino. Dos mesadas con panadería ypâtisserie fresca, elaborada especialmente para el lugar sin conservantes ni aditivos, estimula el olfato entre panes de oliva, brownies y tarteletas. En un rincón, una habitación pequeña oficia de boutique donde alimentar la compra compulsiva de variados objetos de deseo como repasadores, manteles y bolsitas ecológicas y amorosas para ir al súper, de la línea Madre Selva. Además, hay productos envasados en el lugar como cacao amargo y chia, miel y yogurt con fermentación natural, entre otros varios de cooperativas familiares, otorgando al lugar el carácter de ‘almacén no industrializado’.

Un escalera conduce a un sótano que promete exposiciones de arte en los próximos meses…habrá que estar atentos.
Cada día, la esquina de Ravignani y Honduras recibe amigos, amantes y solitarios en compañía de una laptop que llegan en busca de la receta que alimenta el cuerpo y el espíritu de manera conciente, un cóctel protéico enmarcado en un ambiente que simula la calidez del hogar.

Magendie
Honduras 5900 – Palermo Hollywood
Lunes a viernes de 9 a 20 hs. Sábado, domingo y feriados de 10 a 20 hs.

En primavera enamorate y cená en la vereda!

Tradicionalmente la primavera marca en el calendario un época yerma para el amor. Las parejas encuentran la excusa perfecta para besarse en cualquier sitio, los caballeros llevan orgullosos ramos de flores en la mano y los solitarios se enamoran 10 veces cada 2 cuadras.El clima cálido invita al romance, a los pic-nics bajo el sol y los paseos en bicicleta. También es el momento para elegir la mesita en la vereda si de salir a comer se trata.

 

Así es que nosotras, de profesión enamoradas, salimos a buscar refugios ideales donde tomarse de la mano y compartir una cena bajo la luna primaveral. En una de las arterias más bonitas del barrio de Colegiales, nos sorprendió hace rato un pequeño bistró que combina arte y gastronomía en un marco especialmente romántico: Pipí Cucú.

 

Bautizado acertadamente, este pequeño galán se erige sobre un antiguo edificio colonial de dos pisos, donde antes funcionaban una carnicería y un delivery de pizza en muy malas condiciones. Felizmente, el predio fue restaurado y hoy atrae a quienes escapan del ruido clásico de los polos gastronómicos como Palermo o Cañitas.

 

Este petit restaurant provoca la sensación de estar de viaje, con decoración ecléctica a cargo de Sergio de Loof, leyenda del under local, responsable de la imagen de lugares míticos de la noche porteña como Morocco, Ave Porco, Café París o el querido y bien recordado restaurant El Diamante. Pipí Cucú invita a acercarse por su fachada, con sus ventanas oportunamente decoradas con flores de papel y un ambiente siempre plácido.

 

Al entrar, se destacan el piso en baldosas blancas y negras como un juego de ajedrez, sus sillas todas diferentes, al igual que la vajilla, seleccionada con muy buen gusto, sus lámparas araña llenas de cintas de colores y sus magníficos pizarrones, donde Héctor Valdez, uno de los dueños, nos regala unos dibujos en tiza geniales que va cambiando con el tiempo.

 

La cocina, a cargo del chef Daniel Lentulus, propone platos de autor, con un toque internacional. La barra es ideal para tomarse un aperitivo antes de pasar a una de las mesitas de la vereda. Entre los cocktails elegimos un Máximo (gin, manzana verde, menta, limón y jengibre) y un Chijiro (sake, uva y syrup). Para dar comienzo a la cena, la ensalada de mollejas crocantes, rúcula y tomates asados con reducción de soja y miel de caña es el clásico. Sigue la bondiola de cerdo breseada con puré de batatas, miel de caña y cayena, otro must de la casa.

 

Para beber, la carta de vinos ofrece bodegas como Escorihuela Gascón y Terrazas, aunque también podemos llevarnos un favorito y descocharlo en el lugar. Para coronar la cena y pasar a los besos, una copa Pipí Cucú, con merengue, helado y frutos rojos. Si de amor se trata, la primavera es el marco perfecto para regalarnos buenos momentos como este. Ponete una flor en el pelo y sacá la mesa a la vereda!

 

 

Pipí Cucú
Ciudad de la Paz 557, Colegiales
Tel 4551 9314
De lunes a sábado, de 10 al cierre.

La Pétanque: comer rico sin perder el tren

Hace mucho tiempo atrás, los viajeros belgas y franceses esperaban su próximo tren en la brasserie, una fonda cercana a la estación que ofrecía comidas rápidas y simples bajo la mirada de un gran reloj que impedía cualquier retraso.

 

Con los años, el concepto se fue transformando y de aquellas brasseries antiguas quedaron intactas la ambientación clásica y el sabor de la elaboración casera. Hoy es uno de los reductos gastronómicos más típicos de Francia, pero con el tiempo se fueron diseminando en distintas ciudades del mundo, entre ellas, Buenos Aires, voila!

 

En una magnífica esquina porteña del barrio San Telmo, precisamente en Defensa y México, hace 5 años se contonea la gran Brasserie Petanque, referente por excelencia de la cocina francesa en estos pagos. En Guía Vulevú reservamos una mesa para ser testigos de ese lugar del que todos nuestros amigos gourmet nos hablaron maravillas. No más cruzar su puerta de madera para zambullirse de lleno en el clima alegre y parisino que se vive adentro.

 

La primera impresión se define ‘confortable’, es de esos sitios a los que se llega por primera vez y antes de degustarlos uno ya está pensando en volver para traer y sorprender a las personas que quiere. Decorada como las clásicas brasseries, un gran reloj vigila desde atrás de la barra de estaño, el piso es en mosaico y el menú está escrito sobre espejos antiguos que revisten las paredes.

 

El proyecto surgió de la unión de talentos: Pascal Meyer, un suizo ligado a la gastronomía desde hace ya más de 10 años y proveniente de una familia de chefs y Leticia Beker, una argentina que trabajó por muchos años en el área de marketing de uno de los principales canales de televisión del país y decidió apostar a su proyecto personal. La energía de esta dupla sumada, por supuesto, a las manos mágicas del chef francés Sebastien Fouillade, quien fuera, entre otros, chef de La Provence y de Cala, y quien posee una larga trayectoria en Francia, incluso trabajando con el reconocido chef Alain Ducasse. Garçon, la carta por favor!

 

Sebastien seleccionó para Brasserie Petanque los más exquisitos platos populares franceses, haciendo una pequeña adaptación al gusto argentino. A diferencia de la haute cuisine o de la nouvelle cuisine, los platos de una brasserie son los que se comen tradicionalmente en Francia (mejillones, sopa de cebolla, escargots, etc.), siempre acompañados por excelentes vinos y cervezas, y por qué no, por el sabor único del pastis! Así, nuestro festín comienza con una inmejorable soupe a l’oigon, sigue con un gigot de cordero, relleno con tomates secos, hinojo y hierbas frescas y finaliza en el paraíso, con una creme brulee de pistacho.

 

¿Y por qué Petanque?, preguntamos. Así se le llama en Francia al juego de bochas, inventado en 1906 en La Provence. Jugar a la petanque es estar al aire libre, acompañado de amigos y claro, de un vaso de buen Pastis. Nosotras pedimos otra ronda del magnífico pastis Ricard que tienen aquí y las invitamos a brindar por nuestra propia brasserie local!

 

Brasserie Petanque
Defensa 596 (esquina Mexico)
Tel: 4342-7930
Cel: 15-5513-0064
info@brasseriepetanque.com

Porota, la herencia del buen gusto

En los sabores y aromas que escapan de la cocina de la abuela, muchas veces se funda la herencia del gusto por lo rico, lo sano y lo bueno. Y fue doña Porota quien, sin saberlo, sembró en su nieta el amor por ese arte que deja la panza llena y el corazón contento. Los años pasaron y Mirén Algañaraz, en un ‘cruce mágico’ con su amiga y diseñadora gráfica Nancy Bala, combinó experiencia y energía emprendedora para reavivar un recetario familiar, casero y original.
Desde septiembre de 2008 el legado de doña Porota vive en un pequeño restaurante de Palermo, en sus platos sencillamente sabrosos, en la calidez de la cocina a la vista y en el trato amigable de sus dueñas, que atienden y agasajan como buenas anfitrionas de casa.
Sobre la calle Gorriti y rodeada de colegas con espíritu italiano, Porota se destaca con una ambientación personal con destellos de bistró parisino, lograda tras mucho caminar buscando esos objetos irrepetibles y con la colaboración y donación de amigos y familia.
Unas cuantas mesitas recicladas pintadas en blanco, almohadones con estampas coloridas, banderines, mantas de lana para comer sin frio, conviven con los antiguos que decoran los estantes, la vajilla preciosa conseguida en remates y la mirada complaciente de Porota en las fotos en blanco y negro que decoran la pared.

Una pizarra anuncia el menú del día que ofrece entre 4 y 5 opciones, adaptadas a los productos frescos de estación, que siempre incluyen un agua o un riquísimo té helado. Pollo salteado, omelette de espárragos, pesca del dia con manteca de alcaparras o crepes de espinaca, nueces y panceta son algunas de las propuestas para almorzar. Entre los habituales de la carta son imperdibles: los sandwiches de pan casero, como el integral de pastrami con queso crema de mostaza, pepinillos y tomate fresco, acompañados todos por sus clásicas papas al horno; la ensalada tibia con queso camembert, rúcula, tomates secos y almendras tostadas o la tarta de espárragos con queso brie. De postre, el trifle de bizcocho de maracuyá con crema de limón y frutillas no puede ser más sabroso. Mmmm y eso que todavía no llegamos a la merienda!

Porota es una bendición a las 5 de la tarde, no más pararse frente a su mesada dulce para tentarse con los muffins de arándanos, los de avena con corazón de mandarina confitada o los de chocolate blanco, peras y almendras! Las trufas de la infancia, los elefantitos de miel y jengibre o las tortitas de chocolate y ciruelas al coñac sacan sonrisas enormes.
Los sábados te esperan con un brunch que incluye cafetón, jugo natural de frutas, huevos revueltos, salmón ahumado y queso brie, entre otras cositas ricas.
La novedad: de miércoles a viernes y hasta marzo Porota invita a compartir la caída del sol con sus copas, copetes y copetines hasta las 22 hs. Aperitivos para brindar entre amigos, ahora que las noches se ponen más lindas. Vinos, camparis con mandarina o sus famosas limonadas, aceitunas al limón, camembert tibio con chutney y pan casero, mientras Edith Piaf musicaliza y el alma de Porota, presente en cada rincón, contempla orgullosa la herencia del buen gusto!

Porota Cocina de Herencia
Gorriti 5881, Palermo
Lunes a viernes de 9:30 a 20 hs.
Sábados de 11 a 17 hs.
Aperitivos: de miércoles a viernes, entre las 19 y las 22 hs!